Existe una mezcla, un laberinto como dijo un sociólogo Guillermo Nugent. Un racismo negado e implícito. Un racimos donde nadie dice ser racista, sin embargo la gente se irrita o bajan si es que les dicen cholo o hinchan el pecho de orgullo al comprobar que poseen un apellido europeo.
Han pasado más de un siglo de que las jerarquías sociales eran por razas. Pasando los rasgos desde Españoles, criollos, mestizos, indios. Ahora el indio es urbano, ahora el indio puede ser más blanco que otros, pero nunca más blanco que un europeo. El racismo ahora está mezclado con nivel socioeconómico y estilo de vida. Pero no es explicito, nadie dice ser racista, sin embargo sigue habiendo esa negación de lo propio por lo extranjero. Eso propio tan poco valioso.
Ayer me percaté de ver en un programa de televisión acerca del éxito farandulero de los argentinos que vienen a Lima. Un sociólogo dijo “El argentino tiene la pinta que el peruano le gustaría tener”. Quizás una solución en nuestra diferencia, nuestra diferencia.
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