Crónica
Juan Pablo Escobar habla de su padre
Entrando al corazón de una de las familias más Polémicas de América Latina.
Cualquier niño que desconoce las coyunturas, que vive al margen de lo que pasa a su alrededor, amaría a un padre que lo lleva de safari. Que viaja en avioneta y que posea una magnánima isla en Nápoles. Un video muestra a un padre chocho, que le hace bromas a su hijo imitando a grandes tenores y que le lee cuentos.
Ya no es Juan Pablo, ahora es Sebastián, Ya no es el príncipe de Medellín. Lo noto preocupado, camina alrededor de la extravagante mesa de su residencia en Buenos Aires. Al hablar de su padre se reflejan sus sentimientos encontrados. Posee los mismos rulos y rasgos, Pero a diferencia de su padre, él acentúa pasividad y nostalgia.
Sebastián anhela pedirles disculpas a los hijos de las víctimas del a guerra. Quisiera una reivindicación familiar. Su deseo es que el mundo tenga otra perspectiva de los Escobar.
Sebastián saca fotos inéditas y videos personales dentro de su hogar de Buenos aires. Dice estar medianamente contento de intentar reivindicar a la familia frente a los asesinatos de su controvertido progenitor.
En una fotografía salen sentados mirando algo, al parecer televisión. Pablo Escobar ligeramente barrigón como un padre común, y el niño ensimismado en la imagen.
Existe cierta complicidad entre él y su hijo, parece que se divirtieran.
viernes, 13 de noviembre de 2009
martes, 10 de noviembre de 2009
La agradable compañía de Kapuscinsky
Boon, aun era capital de la alemana izquierdista, ciudad-ministerio, minada de periodistas. Me encontraba ahí una tarde invernal de 1986. Tomaba rubias cervezas para combatir el frio junto con muchos de mis colegas. Entonces lo vi por primera vez. Kapusckinki era un hombre alto corpulento, dotada de un gran espíritu de sabiduría. Me saludó presentándose en alemán, después de pedirme Análisis una revista Chilena. Yo no recuerdo ese momento, seguro que balbuceé me quedé anonadado, porque lo admiraba.
Lo admiraba, pues siempre fue ético y nunca consideró a los protagonistas de sus noticias como entes de opinión pública, trabajó en periódicos bastante conservadores con una excelente ética de la información. Escribió siempre la noticia de la perspectiva de los marginados. De los que el tiempo siempre suele olvidar. Los que realmente pierden en una guerra.
Ese día me hizo preguntas sobre Chile y acerca de cómo mantener una revista como “Análisis” y no perdimos el contacto.
Volvimos a encontrarnos en el 2002, miembros del jurado internacional del premio Grizane Cavour en Turín, Italia. Después del evento fuimos a una cafetería a recopilar como había cambiado el mundo. Me mencionó su preocupación por el poder que tienen los medios y los grandes grupos económicos. No dejó de mencionarme Polonia y la monstruosa convicción de que el capitalismo salvaje es sinónimo de democracia.
Nos acongojamos al mencionar las nuevas generaciones. De la absurda tendencia googleana del periodismo, de la noción de la nueva escuela, de vender imagen sin saber por qué y para qué se escribe. Volvimos a quedar en contacto además quedamos en formar una escuela.
En noviembre de 2004, viví en carne propia los temores de Kapusckinsky. En Varsovia una entrevistadora progresista me dio su aprobación del gobierno de Pinochet. Después de mandarla a la mierda intenté encontrarlo en su ciudad natal .Cuando lo encontré, una vez más me habló de la ideologización de todo en nombre de una pretendida libertad que supuestamente es para desideologizar. Esa era parte de la guerra sin soldados que tanto le preocupaba, esa guerra de mentiras para justificar el hedonismo que sostiene a la sociedad occidental, a la cultura de la insolidaridad y del revisionismo histórico.
No volvimos a vernos, quedó pendiente una cita para junio de este año, en Turín, a la que acudiré y con el recuerdo de mi amigo Ryszard Kapuscinski caminaré hasta encontrar un lugar tranquilo para beber un vaso de vino y hablar de las embarcaciones que día a día llegan a playas mediterráneas cargadas de sobrevivientes famélicos y de africanos muertos mucho antes de empezar el viaje; muertos por siglos de expoliación y abandono. Y mi amigo dirá: “Su historia es muy trágica, pero el hecho de que esa gente sobreviva y sepa reírse, nos dice que tienen un alma maravillosa”. Eso dirá mi amigo, el Maestro Ryszard Kapuscinski.
Lo admiraba, pues siempre fue ético y nunca consideró a los protagonistas de sus noticias como entes de opinión pública, trabajó en periódicos bastante conservadores con una excelente ética de la información. Escribió siempre la noticia de la perspectiva de los marginados. De los que el tiempo siempre suele olvidar. Los que realmente pierden en una guerra.
Ese día me hizo preguntas sobre Chile y acerca de cómo mantener una revista como “Análisis” y no perdimos el contacto.
Volvimos a encontrarnos en el 2002, miembros del jurado internacional del premio Grizane Cavour en Turín, Italia. Después del evento fuimos a una cafetería a recopilar como había cambiado el mundo. Me mencionó su preocupación por el poder que tienen los medios y los grandes grupos económicos. No dejó de mencionarme Polonia y la monstruosa convicción de que el capitalismo salvaje es sinónimo de democracia.
Nos acongojamos al mencionar las nuevas generaciones. De la absurda tendencia googleana del periodismo, de la noción de la nueva escuela, de vender imagen sin saber por qué y para qué se escribe. Volvimos a quedar en contacto además quedamos en formar una escuela.
En noviembre de 2004, viví en carne propia los temores de Kapusckinsky. En Varsovia una entrevistadora progresista me dio su aprobación del gobierno de Pinochet. Después de mandarla a la mierda intenté encontrarlo en su ciudad natal .Cuando lo encontré, una vez más me habló de la ideologización de todo en nombre de una pretendida libertad que supuestamente es para desideologizar. Esa era parte de la guerra sin soldados que tanto le preocupaba, esa guerra de mentiras para justificar el hedonismo que sostiene a la sociedad occidental, a la cultura de la insolidaridad y del revisionismo histórico.
No volvimos a vernos, quedó pendiente una cita para junio de este año, en Turín, a la que acudiré y con el recuerdo de mi amigo Ryszard Kapuscinski caminaré hasta encontrar un lugar tranquilo para beber un vaso de vino y hablar de las embarcaciones que día a día llegan a playas mediterráneas cargadas de sobrevivientes famélicos y de africanos muertos mucho antes de empezar el viaje; muertos por siglos de expoliación y abandono. Y mi amigo dirá: “Su historia es muy trágica, pero el hecho de que esa gente sobreviva y sepa reírse, nos dice que tienen un alma maravillosa”. Eso dirá mi amigo, el Maestro Ryszard Kapuscinski.
martes, 3 de noviembre de 2009
Periodista fabulador
La gota que rebalsó el Glass
Mentirosos en el oficio de la verdad
Stephen Glass (1972) es un antiguo periodista de la revista norteamericana The New Republic, que después de tres años de constantes engaños, publicando historias irreales a sus lectores; fue descubierto. Glass es el paradigma del periodista sin ética, pues no maquillaba las verdades simplemente inventabas sus noticias.
La nota en la que lo descubrieron. "Hack Heaven". Noticia que trataba de un supuesto hacker de 15 años que había sido presuntamente contratado por una gran compañía para trabajar como consultor de seguridad después de haber entrado en su sistema informático y expuesto sus debilidades. Se notaba cierta inverosimilitud en su redacción en primera persona y se levantaron las sospechas.
Glass fue investigado e intentó cubrir sus mentiras de diversas maneras, acusando a fuentes, creando boletines y webs fantasmas. Para cubrir el engaño.
La TNR determinó que al menos 27 de las 41 historias escritas por Glass para la revista contenían material infundado. Algunos, como "Don't you D.A.R.E." contenían declaraciones e incidentes inventados entremezclados con otros reales, mientras que otros, como "Hack Heaven" fueron completamente ficticios.
Rolling Stone, George and Harper's también revisaron su trabajo en sus respectivas publicaciones: Rolling Stone y Harper's encontraron que el material era generalmente veraz aunque no había forma de confirmarlo con las fuentes de Glass, en su mayoría anónimas. George descubrió que Glass fabricó declaraciones y se vio obligado a pedir disculpas al sujeto del artículo.
Tres largos años de constantes quejas de sus lectores tuvieron que pasar para que el mentiroso termine despedido y pidiendo disculpas públicas. Glass ahora es un mito, un Grinch del periodismo sucio y vanidoso. ¿uantos disque periodistas egocéntricos intentan maquillar de mentirillas sus noticias para hacerlas mas digeribles o ganar espacios?. A muchos la realidad nos gusta menos que la ficción. Lo cierto es que si quieres mentir no seas periodista, ten los huevos para dedicarte a la literatura.
La gota que rebalsó el Glass
Mentirosos en el oficio de la verdad
Stephen Glass (1972) es un antiguo periodista de la revista norteamericana The New Republic, que después de tres años de constantes engaños, publicando historias irreales a sus lectores; fue descubierto. Glass es el paradigma del periodista sin ética, pues no maquillaba las verdades simplemente inventabas sus noticias.
La nota en la que lo descubrieron. "Hack Heaven". Noticia que trataba de un supuesto hacker de 15 años que había sido presuntamente contratado por una gran compañía para trabajar como consultor de seguridad después de haber entrado en su sistema informático y expuesto sus debilidades. Se notaba cierta inverosimilitud en su redacción en primera persona y se levantaron las sospechas.
Glass fue investigado e intentó cubrir sus mentiras de diversas maneras, acusando a fuentes, creando boletines y webs fantasmas. Para cubrir el engaño.
La TNR determinó que al menos 27 de las 41 historias escritas por Glass para la revista contenían material infundado. Algunos, como "Don't you D.A.R.E." contenían declaraciones e incidentes inventados entremezclados con otros reales, mientras que otros, como "Hack Heaven" fueron completamente ficticios.
Rolling Stone, George and Harper's también revisaron su trabajo en sus respectivas publicaciones: Rolling Stone y Harper's encontraron que el material era generalmente veraz aunque no había forma de confirmarlo con las fuentes de Glass, en su mayoría anónimas. George descubrió que Glass fabricó declaraciones y se vio obligado a pedir disculpas al sujeto del artículo.
Tres largos años de constantes quejas de sus lectores tuvieron que pasar para que el mentiroso termine despedido y pidiendo disculpas públicas. Glass ahora es un mito, un Grinch del periodismo sucio y vanidoso. ¿uantos disque periodistas egocéntricos intentan maquillar de mentirillas sus noticias para hacerlas mas digeribles o ganar espacios?. A muchos la realidad nos gusta menos que la ficción. Lo cierto es que si quieres mentir no seas periodista, ten los huevos para dedicarte a la literatura.
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